Cuando el corazón como espada hiere, duele habitar el cielo
Creía sentir la brisa acariciando mi rostro,
Bañarme en la luz que destella, pura cual cristal.
Mas usar el pecho cual coraza torna el edén en pozo,
El paraíso en un infierno de tormento sin final.
Cada latido resuena cual trueno ensordecedor,
Desgarrando el alma, aprisionando mi libertad.
Quisiera arrancar este órgano que arde con furor,
Pero es parte de mí, no puedo ya desterrar.
Desde la cima el paisaje se extiende bello y sereno,
La vista embelesada ante tan sublime visión.
Mas la pena que me consume quema cual fuego interno,
Cegando toda razón, nublando toda emoción.
¿Cómo habitar la gloria, si el pecho arde de dolor?
¿Cómo alzar vuelo, si el alma llora sin consuelo?
El tacto de las nubes se vuelve áspero y traidor,
Cuando el corazón se torna arma que hunde en el duelo.
Cuando el corazón se vuelve espada que lacera sin cesar,
Es imposible hallar la dicha, la grandeza no se alcanza.
Hasta la gloria más sublime se empaña y se ensombrece,
Cuando el dolor es la constante, la eterna y cruda hazaña.
