Corrido de Valor y Pasión
Por los caminos del monte,
donde el viento es mensajero,
se escuchan versos de un hombre,
valiente y muy sincero.
Su vida llena de hazañas,
su nombre se va al cielo.
En un pueblo polvoriento,
donde nace el sol primero,
creció Julián, buen muchacho,
trabajador y ligero.
Con su caballo tostado,
cruzaba cerros enteros.
Dicen que a fuerza de ganas
logró al destino vencer,
en la sierra lo admiraban
por no saberse torcer.
Con la justicia de lado,
nunca dejó de crecer.
Un día llegó la tormenta,
los enemigos llegaron,
por envidias y traiciones
su rancho le rodearon.
Pero Julián no era flojo,
rápido tomó su escuadro.
El plomo al aire volaba,
rugía fuerte el cañón,
y aunque la muerte rondaba,
luchó con firme pasión.
“No me tumba la emboscada,
si traigo el corazón”.
Canta la sierra su historia,
resuena como un lamento,
que el hombre que da la cara
vive en la ley del tiempo.
Que lo bueno o lo valiente
no se lleva el mismo viento.
Hoy en el pueblo lo extrañan,
su nombre es una canción,
en cada paso del monte
vive su gran decisión.
Julián murió por los suyos,
héroe de gran corazón.
Y así la sierra lo guarda,
como guarda sus secretos,
en el eco de sus cerros
aún se oyen sus silbidos recios.
Un hombre de mil historias,
valiente, noble y directo.
Que suene fuerte la banda,
que el corrido va entonado,
para Julián y su gente
que nunca fue derrotado.
Que suene el grito valiente:
¡Julián sigue aquí, cantado!
