En un rincón del alma,
donde las sombras susurran,
habita el eco de lo que fue,
una risa que se quiebra,
un abrazo que se deshace.
Quisiera escribirte,
pero las palabras se escapan,
como el viento por las rendijas
de una ventana rota,
sin rumbo, sin destino.
Amor, te busqué en las estrellas,
pero encontré solo polvo,
un brillo apagado,
un recuerdo que pesa
más que la soledad.
El tiempo, ese ladrón,
se lleva los sueños
y deja a su paso
un vacío que resuena,
un silencio que grita.
Y aquí estoy,
con mi corazón de papel,
rasgado y arrugado,
esperando que la lluvia
borronee lo que no fue.