Cántico suave de luces doradas,
ritmo que danza con fuego y con brisa,
luz que se pierde, renace y avanza,
eco que canta, susurra y hechiza.
Sombra que crece con voces dormidas,
vértigo leve de eterno suspiro,
hilo invisible que enlaza las vidas,
vuelve en latidos de un viejo zafiro.
Tiempo sin rostro que surge y se entrega,
brisa que abraza con cálido aliento,
huella en la arena que el alba despliega,
sueño que brilla en eterno momento.