Canto de Aurora2
Bajo el cielo que abraza su calma,
donde el río susurra en su andar,
danza el viento, bordando en el alma
un latido de eterno cantar.
Las estrellas, cual perlas dormidas,
se deslizan al filo del mar,
y la luna, serena y erguida,
pinta huellas de plata al pasar.
En la tierra germina el anhelo,
en el árbol respira el ayer,
y del pecho del monte y su celo,
nace un eco que invita a creer.
Oh, momento que rompe el abismo,
oh, latido que incita a soñar,
en tus brazos, se funde el lirismo
y en tu sombra se aprende a volar.
Que la vida, de esencia infinita,
sea un río que nunca detenga,
y en su curso, su fuerza bendita,
cante al tiempo que nunca se venga.
