Alba de un mirar
Amanecer en la brisa,
danza de pétalos rojos,
en el alba de tus ojos
la aurora se eterniza.
Suave aroma que improvisa
un verso en la claridad,
del rocío en tu bondad
floreciendo sin reproche,
como un beso en medianoche
que susurra libertad.
En tu talle, lirio ardiente,
el sol plasma su reflejo,
y en cada brote, un espejo
dibuja su luz naciente.
Se detiene dulcemente
el viento con suavidad,
te mece en la soledad,
y en su místico murmullo
te otorga con noble orgullo
caricias de eternidad.
Si el trueno su voz levanta
y el cielo de gris se viste,
tu tallo, aunque el agua embiste,
se yergue y jamás quebranta.
Es tu esencia la que canta
con firme serenidad,
bailando en la tempestad
como un faro en la corriente,
un susurro resistente
a la cruel fragilidad.
En la sombra o en el día,
sigues siendo la promesa
de que el tiempo no tropieza
donde nace la poesía.
Eres luz en armonía,
del color la inmensidad,
el suspiro que en verdad
no se pierde ni se olvida,
pues al dar forma a la vida
renace la eternidad.
