Cuando la oscuridad cierne su manto,
y el mundo parece hundirse en la pena,
alza tu voz, oh corazón valiente,
y deja que tu canto llene la escena.
Pues la esperanza es como un faro eterno,
que guía a los perdidos en la tormenta.
Es la luz que disipa la incertidumbre,
el fuego que enciende el alma adormecida.
No te rindas ante el miedo y la amargura,
alza la mirada hacia el cielo estrellado.
Pues en la noche más oscura, la esperanza florece,
como una flor que nace del suelo agrietado.
Camina con firmeza, sin vacilar,
y deja que la fe sea tu estandarte.
Que tu espíritu, como un ave, se eleve,
y con sus alas, la esperanza reparte.
Pues la esperanza es el tesoro más preciado,
el único bien que nadie puede arrebatar.
Aférrate a ella, y deja que te guíe,
hacia un futuro donde el sol vuelva a brillar.