Ven, acércate, no temas,
toma mi mano, amigo mío.
Juntos cruzaremos senderos,
valles, montañas y ríos.
En la penumbra del bosque,
o bajo el sol del desierto,
nuestros pasos, entrelazados,
dibujarán nuevos senderos.
No importa si la noche cae,
o si el viento sopla fuerte,
unidos en este camino,
venceremos a la muerte.
Toma mi mano, te lo ruego,
y siente el calor de mi alma.
En este viaje compartido,
hallaremos juntos la calma.
Caminemos sin miedo, hermano,
por esta tierra de esperanza.
Con nuestras manos unidas,
forjaremos nueva confianza.