En mi pecho libran batalla
La oscuridad y la luz,
La esperanza y la desesperanza,
El ánimo y el desaliento.
Cuando la noche se cierne,
Y todo parece perdido,
La duda roe mis entrañas,
Y el abismo me atrae.
Mas aún brilla una chispa,
Tenue pero persistente,
Que aviva la frágil llama
De un anhelo por vivir.
Como el sol tras la tormenta,
La fe vuelve a despuntar,
Disipando las sombras
Que amenazaban con tragar.
Entonces el alma se yergue,
Desafiante y resuelta,
Dispuesta a vencer las penas
Y a abrazar la esperanza.
Pues sé que, aunque nublado,
Siempre habrá un rayo de luz,
Y que, tras la noche oscura,
Vendrá un nuevo amanecer.
En esta lucha incesante,
La esperanza prevalece,
Alumbrando el sendero
Hacia un mañana mejor.