Bailarina fugaz, grácil y serena,
Tus pasos se deslizan cual brisa liviana.
Melodías del viento, arpegios divinos,
Que transportan al alma a planos libertinos.
Tus brazos se abren como alas de cisne,
Tejidos de sueños, historias eternas.
Cada movimiento, un verso intangible,
Que pinta emociones, libres y sentidas.
El ritmo late en ti cual llama ardiente,
Un fuego que consume, un deseo creciente.
Tu cuerpo es lienzo donde el arte danza,
Una sinfonía de pasión que encanta.
Los arpegios divinos, embriagadores,
Toman cuerpo y alma en tus pasos grandiosos.
Sonidos de libertad, susurros delicados,
Que escapan de la tierra al reino encantado.