Adiós, mi sueño de amor
Adiós, mi sueño de amor, fugaz como la aurora,
quimera de oro y luz que en sombras se deshizo;
te llamo en mi desvelo, mas todo se evapora,
y el viento lleva tu eco, cual pálido hechizo.
Fuiste mi dulce anhelo, jardín de primavera,
surtidor cristalino de un canto celestial;
mas hoy mi alma errante se torna prisionera
del frío desamparo de un mundo sin igual.
Tus besos, cual rocío, rozaban mi quebranto,
y en ellos el perfume de un alba florecía;
mas todo fue espejismo de un cándido encanto,
apenas un suspiro que mi sentir retenia.
Oh, cuán fugaz es todo en esta vida incierta,
donde el amor es sombra de un sueño inacabado,
cual brisa de la noche que llama a la desierta
ribera de los años, en vano y olvidado.
Hoy lloro, y mi lamento, de luto revestido,
se quiebra en el silencio de un cielo sin colores;
pues fuiste, amor, la estrella que el tiempo ha deslucido,
la rosa que se pierde entre mustios albores.
Adiós, visión celeste de un alba prometida,
quimera que en mis manos se torna en bruma fría;
te dejo en este verso, en esta despedida,
y llevo tu recuerdo... mi eterna melancolía.
