Bajo el viejo olivo, donde el viento calla,
reposan los sueños de un alma cansada;
el río murmura su eterna balada,
y el campo se viste de ocaso y de grana.
Las aves entonan su dulce lamento,
y el aire se llena de aroma y de canto;
en tanto, la luna despliega su manto,
tejido de estrellas y leves tormentos.
El tiempo se escurre cual brisa temprana,
y el alma, callada, suspira y se inflama;
las sombras del campo se tornan lejanas,
y solo el olivo su sombra derrama.
¡Oh días dorados de infancia y de amores,
donde la esperanza brotaba en la arena!
Hoy llevo en el pecho nostalgias y flores,
y en mis hondos sueños, la paz me serena.