—Fragilidad de la Vida—
En tu oscura percepción de la vida y la muerte,
reflejas una visión desesperanzada y abierta a la suerte.
El tiempo, efímero y valioso como un suspiro,
no puede ser recuperado, es cierto, pero no es motivo de retiro.
El tiempo perdido puede ser un lamento constante,
pero también una lección que nos guíe hacia adelante.
No es vanidad creer que el tiempo es vida en sí mismo,
pues en sus manos, oportunidades se despliegan con altruismo.
La muerte, sí, es una certeza que a todos nos aguarda,
pero en su presencia, encontramos la valentía que nos guarda.
En lugar de enfocarnos en la mesa servida de la muerte,
debemos nutrir nuestras vidas con momentos de granerte.
Cada instante puede ser una oportunidad de crecimiento,
de encontrar belleza en lo efímero, en cada momento.
No perdamos la esperanza en medio de las sombras,
pues aún hay tiempo para escribir nuevas obras.
Así que no desprecies el tiempo que has perdido,
aprende de él, como un maestro comprometido.
La vida está llena de puertas que aún puedes abrir,
y en cada paso, una nueva historia está por descubrir.
Dejemos que la muerte nos recuerde la fragilidad de la vida,
y en su presencia, encontremos la fuerza y la salida.
Sigamos adelante, con determinación y valentía,
y escribamos nuestra historia, con cada nueva día.
