Cuando en tus aguas límpidas y bellas,
que a los mares del Sur bajan ruidosas,
contemplo duplicadas las hermosas,
fulgurantes y vívidas estrellas;
cuando mis pobres ojos fijo en ellas,
admirando tus ondas majestuosas,
y las nocturnas aves pavorosas
entonan sus monótonas querellas;
¡Cuán hermoso te encuentro! Allí en mi mente
bajo tus verdes palmas y yamaguas
mil recuerdos se agrupan dulcemente,
te bendigo y te canto, y de tus aguas
me parece mirar en la corriente
de los salvajes indios las piraguas.