Tú, un recipiente.
En él contenido lo que alguien anhela;
tu exterior, solo un destello de lo real,
tan hermoso tu ser, que un solo rayo
adorna tu envase.
Tus cabellos.
¡Oh tus cabellos! luminosos como tu ser,
suaves y de ébano blanco,
te adornan como la corona a lo reyes.
Tu piel, blanca como tu ser,
donde quiero impregnarte de mis labios.
Tus labios, tan grandes que me sacian,
tan pequeños que quiero más.
Tus brazos sobre mi piel
que me recuerdan que en la humanidad hay felicidad.
Mis versos, que aún buscando,
se tornan pálidos ante tu luz.
Mi fuego acá, y tu allá.
cada vez más lejos de mí.