Edhael

Cielo Y Sábanas Vacías

Elisabeth, mi musa y diosa.

Se me hace extraño no oler tu almohada
ni perderme entre tus cabellos
en la madrugada.
 
Ni ver la parte de tu cama
sin la funda del colchón
arrancada de las esquinas.
 
Ni encontar tu cuerpo en la oscuridad.
A veces eres sueño, otras eres pesadilla.
Temores nocturnos
creados por fascinaciones pornográficas,
deseos ocultos e indecentes
cuando me rozas con tu espalda desnuda.
 
Cuatro esquinas sin vida
sin fulgor ni llanto
pues conmovido por tu ausencia,
ésta, me acompaña y me prepara un café.
 
Es ver la puerta entreabierta
y te imagino pasar fugazmente,
como un recuerdo del ayer.
 
Es mirar esa ventana que tantos amaneceres nos ha despertado,
es ver esa ropa
cuidadosamente desordenada,
con los pañuelos del amor desperramados por el suelo.
 
Es oír esa canción y pensarte
como si no hubiera un mañana.
Todo eres, eres todo para mí.
 
¡Oh vuelve y no te vayas!
pues dos días son eternidades convulsas, cargadas de desasosiego y melancolía.
 
Vuelve pero no temas,
pues entre mis brazos hallarás cielo
y sabanas vacías.
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