POESÍA JAPONESA
Entre las piedras olores de color flores que aroman deleite de los ojos la vida brota a tiempo.
Dicen que no hay noches perfectas pero aquella que trae la bruma de mis recuerdos fue inconmensurable. Una sonrisa insinuante
Cuando los pétalos de la Shakura caigan, cubriéndote toda la piel acariciando tus pechos lamiendo tu vientre mordiendo tu tierna carne
Susurro te amo cuando sueño contigo besos de fuego Las briznas de hierba mecidas por la brisa
Estoy en casa esperándote dime: ¿vendrás sin tener que pagar… Hoy en día todo se cobra, todo se… pero solo tengo mis demonios correteando entre la nieve
Parecen tus pechos la risa de una estrella que se desmoronó en miles de fragmentos blancos, redondos y delicados.
Mar de las flores, el cielo se confunde en el azul. Hipnóticos los campos sus colores deslumbran.
Con el suspiro de mi pecho al mirar tus ojos menta late mi corazón estremecido
En noche oscura, entre tierra y el agua, Salta la rana. En el panel se afanan las abejas.
En aquel callejón bajo la luz mortecina tu mirada se cruzaba con la mía. Ojos de serpiente boca de lava ardiente
Hay hombres que no sienten, su corazón solo es un trozo de azulejo caído en la cocina. No saben amar, dicen: “te quiero” pero no saben
Rezo una Plegaria pido perdón por todo lo que hice palos y caricias y callé pido perdón a mi dolor. El tiempo pasado alguien
Eres la aguja en la que ensarto el hilo, haciendo pespuntes en tu espalda. Bordo con color rojo tus muslos calientes por el sol
Laten mis venas, cuando te miro, vida siento mis sienes, deseo en mis entrañas, tu cuerpo, mi locura.
Me siento extraña en mi propio pueblo la gente me mira mal, solo por entrar al bar de los chic… así les dicen.