LA NOCHE ME SABE AMARGA
La vida que se transforma,
se deforma entre calles
empedradas con el dolor ajeno.
Noches que se estrujan
hasta la madrugada,
dejando un sabor a ginebra
y besos ajenos.
Soledades en compañía
versos que desean salir
alegres y solo son sombras
de poemas mal escritos.
Amores desamparados
en barras de bar tomando
la noche como amiga,
música que hace desear
unos brazos que digan:
te necesito.
Huele a sexo de un rato,
en un callejón donde la
oscuridad te envuelve,
huele a bocas usadas,
a caricias distraídas,
a falsas palabras.
Esta noche tras el cristal
la vida me sabe amarga.