Eres yerma,
eres un campo vacío,
eres hueca,
como esos árboles de ramas caídas,
retorcidas,
añosa,
donde la maldad los hace parecer malditos.
Eres el bosque donde van a morir las almas,
el bosque de los suicidas,
eres el ser sin sombra, ni nombre.
Eres olvido y soledad.
Tu recuerdo será el machete de la libertad
la execrable que mató el poder de la mujer
eres sangre coagulada
la estulticia corriendo por las venas
ciudad abandonada
edificios rotos con aroma a muerte
tú solo traes pandemias de odio y horror.
Te litteræ, insidiatoris et latine rat a sordibus cloacae.
Tu sombra en la eternidad será solo una difusión de tu fracaso
Mujer de ojos ruines solo queda de ti
la miseria que dejaste en cada sitio donde estuviste.
Mujer, prostituiste la palabra más sagrada
la envolviste en papel negro donde el odio se reflejaba: libertad
Tú mente retorcida llena de arañas
quisieron bordar con la telaraña
la palabra dictadura.
Voces, gritos, alentaron tu ida
mujeres que gritaban: libertatem nostram
de los vientres empezaron a salir
flores de vida.
Mujeres con mentes abiertas
abrazando las nubes con la osadía
que da el libre albedrío.
La memoria dejó el sendero de la muerte
cogió el sendero donde aún bailaban mariposas
el aroma a petricor llevó
el olor a libertad del sentimiento
más contundente: El amor hacía uno mismo.