En la hamaca la existencia
Dulcemente resbalando
Se desliza.
Culpable o no mi indolencia,
Mi acento su influjo blando
Solemniza.
Goce el Sultán en reposo
Los infinitos placeres
Del harén,
Y en éxtasis voluptuoso,
Fínjase entre sus mujeres
Un Edén.
No su fabulosa tierra
Envidio, ni su radiante
Cielo azul,
Ni los primores que encierra
El serrallo deslumbrante
De Estambul.
Y su poder no ambiciono,
Ni lo temo cuando estalla
Su furor,
Y humilla desde su trono
Al pueblo que tiembla y calla
De pavor.
Que es tan vívido el sol mío,
Tan espléndido mi suelo
Tropical,
Y en mi rústico bohío
Bríndame próvido el Cielo
Dicha tal,
Que si el Turco sorprendiera
Los encantos de la oscura
Vida mía,
Su imperio al punto me diera
Por gustar de mi ventura
Sólo un día