Delmira Agustini

Visión

¿Acaso fue en un marco de ilusión,                            
en el profundo espejo del deseo,  
o fue divina y simplemente en vida  
que yo te vi velar mi sueño la otra noche?
 
En mi alcoba agrandada de soledad y miedo,  
taciturno a mi lado apareciste  
como un hongo gigante, muerto y vivo,  
brotado en los rincones de la noche  
húmedos de silencio,  
y engrasados de sombra y soledad.
 
Te inclinabas a mí supremamente,  
como a la copa de cristal de un lago  
sobre el mantel de fuego del desierto;  
te inclinabas a mí, como un enfermo  
de la vida a los opios infalibles  
y a las vendas de piedra de la Muerte;
Te inclinabas a mí como el creyente  
a la oblea de cielo de la hostia...  
—Gota de nieve con sabor de estrellas  
que alimenta los lirios de la Carne,  
chispa de dios que estrella los espíritus.—
Te inclinabas a mí como el gran sauce  
de la Melancolía  
a las hondas lagunas del silencio;  
te inclinabas a mí como la torre  
de mármol del Orgullo,  
minada por un monstruo de tristeza,  
a la hermana solemne de su sombra...  
Te inclinabas a mí como si fuera  
mi cuerpo la inicial de tu destino  
en la página oscura de mi lecho;  
te inclinabas a mí como al milagro  
de una ventana abierta al más allá.  
 
¡Y te inclinabas más que todo eso!
 
Y era mi mirada una culebra  
apuntada entre zarzas de pestañas,  
al cisne reverente de tu cuerpo.  
Y era mi deseo una culebra  
glisando entre los riscos de la sombra  
a la estatua de lirios de tu cuerpo!
 
Tú te inclinabas más y más... y tanto,  
y tanto te inclinaste,  
que mis flores eróticas son dobles,  
y mi estrella es más grande desde entonces.  
Toda tu vida se imprimió en mi vida...
 
Yo esperaba suspensa el aletazo  
del abrazo magnífico; un abrazo  
de cuatro brazos que la gloria viste  
de fiebre y de milagro, será un vuelo!  
Y pueden ser los hechizados brazos  
cuatro raíces de una raza nueva:
 
Y esperaba suspensa el aletazo  
del abrazo magnífico...
¡Y cuando,  
te abrí los ojos como un alma, y vi  
que te hacías atrás y te envolvías  
en yo no sé qué pliegue inmenso de la sombra!

(1913)

#EscritoresUruguayos (De 1913) Los cálices vacíos,

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