Delmira Agustini

Supremo idilio

( Boceto de un poema )

En el balcón romántico de un castillo adormido
que los ojos suspensos de la noche adiamantan,
una figura blanca hasta la luz... Erguido
bajo el balcón romántico del castillo adormido,
un cuerpo tenebroso... Alternándose cantan.
 
—¡Oh tú, flor augural de una estirpe suprema
que doblará los pétalos sensitivos del alma,
nata de azules sangres, aurisolar diadema
florecida en las sienes de la Raza!... Suprema—
Mente pulso en la noche tu corazón en calma!
 
—¡Oh tú que surges pálido de un gran fondo de enigma
como el retrato incógnito de una tela remota!...
Tu sello puede ser un blasón ó un estigma;
en las aguas cambiantes de tus ojos de enigma
un corazón herido –y acaso muerto– flota!
 
—Los ojos son la Carne y son el Alma: mira!
Yo soy la Aristocracia lívida del Dolor
que forja los puñales, las cruces y las liras,
que en las llagas sonríe y en los labios suspira...
Satán pudiera ser mi semilla ó mi flor!
 
Soy fruto de aspereza y maldición: yo amargo
y mancho mortalmente el labio que me toca;
mi beso es flor sombría de un Otoño muy largo...
Exprimido en tus labios dará un sabor amargo,
y todo el Mal del Mundo florecerá en tu boca!
 
Bajo la aurora fúlgida de tu ilusión, mi vida
extenderá las ruinas de un apagado Averno;
vengo como el vampiro de una noche aterida
a embriagarme en tu sangre nueva: llego á tu vida
derramada en capullos, como un ceñudo Invierno!
 
—!Cómo en pétalos flojos yo desmayo á tu hechizo!...
Traga siniestro buitre mi pobre corazón!
En tus manos mi espíritu es dúctil como un rizo...
El corazón me lleva á tu siniestro hechizo
como el barco inconsciente el ala del timón!
 
Comulga con mi cuerpo devoradora sima!
Mi alma clavo en tu alma como una estrella de oro;
florecerá tu frente como una tierra opima,
cuando en tu almohada trágica y honda como una sima,
mis rizos se derramen como una fuente de oro!
 
—Mi alma es negra tumba, fría como la Nieve...
—Buscaré una rendija para filtrarme en luz!
—Albo lirio!... A tocarte ni mi sombra se atreve...
—Te abro; ¡oh mancha de lodo! mi gran cáliz de nieve
y tiendo á ti eucarísticos mis brazos, negra cruz!
 
Enróscate; ¡oh serpiente caída de mi Estrella
sombría! a mi ardoroso tronco primaveral...
Yo apagaré tu Noche ó me incrustaré en ella:
seré en tus cielos negros el fanal de una estrella
seré en tus mares turbios la estrella de un fanal!
 
Sé mi bien ó mi mal, yo viviré en tu vida!
Yo enlazo á tus espinas mi hiedra de Ilusión...
Seré en ti una paloma que en una ruina anida;
soy blanca, y dulce, y leve; llévame por la Vida
prendida como un lirio sobre tu corazón!
 
—Oh dulce, dulce lirio!... Llave de las alburas!
Tú has abierto la sala blanca en mi alma sombría,
la sala en que silentes las Ilusiones puras
en dorados sitiales, tejen mallas de alburas!...
—Tu alma se vuelve blanca porque va siendo mía!
 
—Oh leyes de Milagro!... yo, hijo de la sombra
Morder tu carne rubia: oh fruto de los soles!
—Soy tuya fatalmente: mi silencio te nombra,
y si la tocas tiembla como un alma mi sombra!...
Oh maga flor del Oro brotada en mis crisoles!
 
—Los surcos azurados del Ensueño sembremos
de alguna palpitante simiente inconcebida
que arda en florecimientos imprevistos y extremos;
y al amparo inefable de los cielos sembremos
de besos extrahumanos las cumbres de la Vida!
 
Amor es milagroso, invencible y eterno;
la vida formidable florece entre sus labios...
Raiz nutrida en la entraña del Cielo y del Averno,
viene á dar á la tierra el fuerte fruto eterno
cuyo sangriento zumo se bebe á cuatro labios!
 
Amor es todo el Bien y todo el Mal, el Cielo
todo es la arcada ardiente de sus alas cernidas...
Bajar de un plinto vano es remontar el vuelo...
Y Él te impulsa á mis brazos abiertos como el Cielo,
oh suma flor con alma, á deshojar en vidas!...
 
 
En el balcón romántico de un castillo adormido
que los ojos suspensos en la Noche adiamantan,
el Silencio y la Sombra se acarician sin ruido...
Bajo el balcón romántico del castillo adormido
un fuerte claro—oscuro y dos voces que cantan...
 
De “Elegías dulces”
Préféré par...
Autres oeuvres par Delmira Agustini...



Haut