Rubén Darío
Convengo de cualquier modo.
No son raras hoy las víctimas,
y es preciso, en el mercado
donde todo se cotiza,
 
que se derrame y se busque
el material de la orgía...
Pero una madre, ¡una madre!
a su hija, Dios santo, ¡a su hija!
¡Oh, Alfredo de Musset! Dime si Rolla
regateó con el diablo la tarifa,
o con la madre monstruo tiró dados
sobre el desnudo cuerpo de la niña.
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