Memorias de media noche
Te he repasado en mi mente, no sólo con la del presente que te extraña si no con la del pasado que te anhelaba, que te amaba y como la del futuro que te esta esperando como siempre ilusionada
que aburrido escribir al viento, a la nada, a tu memoria que no sabe ni siquiera que te recuerdo entrañablemente, irremediablemente, estúpidamente, no por pensar que tengo toda la culpa si no por pensar lo tontos que fuimos para arruinarlo todo intachablemente
No podría escribirte borracho porque tu no tomabas y no querrías verme así, te escribo medicado porque al menos te gustaba verme sano y con una sonrisa así fuera artificial decías que era la cura a todo mal ¿y que decías?, que mi presencia te aliviaba porque me extrañabas
Soy tan impulsivo, tan caótico, ansioso y neurótico. No soportaba los “no puedo ir porque tengo cita con la dentista, veré a mi abuelo, veré al hijo de mi prima”, diablos, ni en 10 vidas cambiaría una cita contigo por ir al cardiologo o al dentista, o algún familiar que solo recuerdo en navidades. Esa es la diferencia entre el amar y el querer, la delgada línea de la opción y el deseo, de la cordura y la locura por amar
Te he llamado, te he buscado, te he perseguido por horas, ibas caminando por aquella calle donde solíamos caminar, igual te veías tan espectacular paraste a comprar, luego en el río te paraste a mirar quizá pensaste pero no me engaño se que no fue en mi si no en visitar algúna amiga o familiar, me arme de valor justo al doblar la esquina me encontraría contigo y al girar me despertó una alarma para recordar que sigo muerto y tu estas viva, que era hora de trabajar que era hora de la realidad