El mundo de estas niñas es hermoso,
pero tú no comprendes cómo es;
para ellas viene a ser maravilloso,
pero no para ti, que no lo ves.
En él no hay nada malo ni agobiante
y no existen esclavos de las prisas,
todos con la dulzura por delante
y también por delante sus sonrisas.
No conocen maldades ni egoísmos
y todos son iguales en el trato
con los normales y con ellos mismos
y es simple, cariñoso, alegre y grato.
Ese mundo tan sólo es para ellos
y a nosotros nos dejan sus destellos.