Eres para mí oasis de alegría,
porque en ti pienso y se me van las penas,
que a cadena perpetua las condenas
y las alejas de la vera mía.
Me sacas de la sombra de la umbría
y de ilusiones mis alforjas llenas,
al par que los desánimos me frenas
y haces que hasta la vida me sonría.
De un tiempo acá no pasa un solo día
donde no sienta cantos de sirenas
que me ofrecen placeres a porfía,
tantos, que pocas fueran las arenas
del desierto y contigo, amada mía,
son, porque tú eres la que tal ordenas.