Te imaginas que estemos frente a frente
hablando muy quedito y con dulzura,
yo midiendo el perfil de tu cintura
y tú, mi amor, de mi actuación pendiente.
Te pediría ansioso y de repente
que nos diésemos ambos una hartura
de caricias y besos sin mesura
una vez, otra más y la siguiente.
Fuera nuestro quehacer de cada día
sin límite ninguno y compartido
entre los dos, repletos de alegría
al saber que nos hemos conocido
para que siendo tuyo, tú ser mía,
pensando que la suerte nos ha unido.