Caminando descalzos por la arena
de la playa en un día de verano,
cogidos dulcemente de la mano;
no sabes cuánto pienso en esta escena.
Imagino jugar a tu melena
con ese suave viento, que temprano
suele soplar y luego, piano piano,
se calma y a la mar deja serena.
Me dices que me quieres y repito
tus hermosas palabras, que hago mías,
agregando que yo te quiero mucho
y es tanto, que llegar al infinito
se me hace poco y tú las repetías,
porque sabes que yo siempre te escucho.