Aquel que ves venir por el sendero,
infinita tristeza en su mirada,
con la faz cruëlmente ensangrentada
y en el hombro cargándose un madero,
es quien el mundo y universo entero
creó con sus poderes de la nada
y ahora, ya lo ves, lleva encorvada
su figura, quien es todo y primero.
Es Jesús, al que pesan los pecados
que cometen los hombres a porfía
haciéndole sufrir. Como no cejan,
generoso al llorar, tiene morados
sus ojos, como igual los de María,
pues unos en los otros se reflejan.