Nunca suele llegar lo que se espera
y a cambio viene lo que no se quiere,
sea bueno, mejor o como fuere
y encima, de cambiarlo no hay manera.
Se tiene que tragar lo que no fuera
querido y además no se pidiere,
pues con tal fuerza y cerrazón se adhiere
como jamás pensé que se pudiera.
Lo que venga debemos recibir
como si fuese lo mejor del mundo
llegado expresamente desde el cielo
para nosotros, prestos a admitir
que viene con valores en abundo
para colmar nuestro mayor anhelo.
Que sirva de consuelo
saber que hay multitud de seres con penuria
y fuera rechazarlo a ellos injuria.