Muchos y buenos ánimos he dado
a quienes ni siquiera conocía,
para que disfrutaran la alegría
que yo nunca jamás he disfrutado.
Me encuentro ciertamente muy cansado
y esperando que ya me llegue el día
en que la vida deje de ser mía,
porque ya su misión haya expirado.
Ahora, a mí me toca recibir
de vuelta algunos ánimos que diera
y hayan cumplido ya su cometido,
y ruego que no tarden en venir
por estar muy ansioso y a la espera,
aunque estoy de ello más que convencido.