Igual que se dan honras al soldado
perdido para siempre en la cuneta
sin tener ni siquiera una completa
identificación, justificado
estaría también que fuera honrado
aquel que vive y obra cual poeta,
diciendo lo que siente sin careta
y sin ser Garcilaso ni Machado.
Sus versos los adorna con primor
la gente que es muy culta y expresiva,
mas también los hallamos con frescor
que de forma más llana, pero viva,
nos hablan del amor y desamor,
porque de ambos no existe una exclusiva.