El cuerpo sólo es el continente
y el alma viene a ser el contenido,
desde el mismo momento en que ha nacido
el nuevo ser al que llamamos ente.
Es y debe ser siempre independiente
desde que a nuestro mundo haya venido,
porque cada cual tiene su sentido
y que es a todas luces diferente.
El primero le sirve de aposento
al alma y ésta hasta la muerte mora
en él, donde tan sólo toma asiento
y cuando muere aquél, de nuevo aflora,
pues por orden divina se incorpora
a otro distinto donde toma aliento.