Cuando despierta el sol por las mañanas,
se escucha por doquier la algarabía
de las aves, que cantan a porfía
haciendo con sus trinos filigranas.
Llega luego el tañer de las campanas
con el mismo sonar de cada día,
que van a recibir con alegría
los hinchas de las horas más tempranas.
Sale el humo por altas chimeneas
y el olor a café con él se extiende,
con lo que el apetito va aumentando
y tras el desayuno, las tareas
se suelen comenzar, aunque depende
de si se está, puede que no, currando.