Quiero leerte, quiero leerle a tu presencia, en un espacio de descanso designado, el que guarda nuestra esencia.
Quiero leerte, quiero que estés tú presente, enfrente, para que la realidad pueda obligarte a ti a verme.
Quiero que estés en lo relativo alejado, a un largo de mis piernas de distancia que sobre las tuyas ya siento que descansan.
Quiero estirar mis pies para alcanzar con los dedos la piel que guarda tus entrañas.
Quiero que leas mi voz y respetes nuestro silencio, porque haré dos lecturas con un solo texto.
Quiero leerte para tu deleite, y mi plan maestro es que quiero luego leerte siendo tú el objeto.
Quiero leerte y luego, leerte a ti, que seas mi libro abierto.
Quiero que así, dándote lectura y leyendote, caigas en cuenta, porque estás atento, que lo que no ha sido escrito no puede ser leído, que no hay nada más cierto.
Te diré que quiero leerte por siempre, sin fin
Porque desde antes, como objeto, yo a ti te escribí.