Eliana Insaurralde

La belleza de la distancia

La timidez de los árboles es un fenómeno natural por el cual , las copas no se tocan. Esta idea sin mucha forma surgió hace bastante tiempo inspirado en ello.

 
M:
Tuve un sueño,
caía poco a poco
y todo se oscurecía.
Intentabas tomarme de la mano
y no nos alcanzábamos,
los brazos no llegaban.
Pensé en la timidez de los árboles.
 
R:
Confinamiento se llama.
Extrañarnos
seguro que también.
 
M:
Se llama la timidez de los árboles.
Sus hojas y sus ramas
no se tocan
se mantienen cerca
quieren atrapar al sol
o simplemente no crecen
porque creen que ya no es momento.
 
R:
Es como una grieta?
No sé de botánica,
lo imagino hermoso.
Hojas que se rozan
sin llegar a más.
Cerca,
pero no revueltas.
 
M:
Vos no sabes de botánica
ni  yo de arquitectura:
la arquitectura de los árboles.
Tal vez sólo se adapten
como nosotros ahora.
 
R:
Tal vez sean los soplidos
tempestuosos
los que originen
tal separación.
Esas rajaduras
en donde se filtra el cielo
no son casuales
son la belleza de la distancia.
 
M:
Esas rajaduras
son las ranuras de la timidez.
Forman el dosel,
techo protector
de las flores.
 
R:
Creería que sólo se trata
de prevenir el contagio
de alguna enfermedad.
 
M:
Quizás el vínculo
sea más que tocarse
y sus raíces entrelazadas se reconozcan
se compartan
y no necesiten más.
El lugar a donde el tacto no llega.
 
R:
Abrazo M, desde la raíz.
 
M:
Abrazo R, desde la raíz siempre.
 
R:
Me quedé pensando
en tu sueño
y en la suerte
de los tímidos.
M:
¿Qué pensaste?
 
R:
Muchas cosas.
Pensé en la belleza
de la distancia
en la timidez de los árboles
en la angustia de la distancia
en la timidez de un tímido.
No es visto
de la misma manera...
 
M:
No, es cierto.
Tampoco se siente
igual.
Aunque en verdad
desconozco
como siente un árbol
y sé perfectamente
como siente un tímido.
Pero no quiero irme
por las ramas
—chistecito—.
Quiero leerte.
 
 
R:
Si, por eso es que te escribo
No abundan
los tímidos
o se esconden.
La timidez
hoy
es una rareza.
La timidez
en una persona
es vista
como una rareza.
Los movimientos torpes
de los tímidos
no son contemplados
como las ondulaciones
por el viento,
de las ramas
de los árboles.
Los brazos de un tímido
no tienen tal gracia.
Ni que hablar
del rojo incómodo
en su rostro.
Jamás será apreciado
Como el rojo vivo de una flor.
 
M:
Recordé aquel día
en el que como arrebato,
decidí intervenir
en una charla
en dónde había
gente desconocida,
y alzar mi voz.
Inmediatamente
sentí el calor
del verano europeo
en la cara
(aunque nunca fui a Europa en verano).
Hubiera pasado
como un momento más,
de no haber sido
por la interrupción
de aquel
al que le gusta
meter el dedo en la llaga
y hacerlo notar.
Vi esos ojos
mirando mi cara
y recordé nuevamente
lo que se siente ser tímido.
El agua en la hojas
de las plantas
es bella y poética,
no así, el sudor
en las manos de un tímido.
 
R:
¿Será que ya nadie se sonroja?
 
M:
¿Será que en realidad no existimos
y  todo esto es parte de una ilusión
o un sueño?
 
R:
jajajjaaj
Todo, siempre,
se le atribuye a los sueños,
incluidos los tímidos.
 
M:
Después seguimos,
voy a salir a la puerta
por un poco de aire.
 
R:
Por un poco de sol.
Beso!
M:
Beso!
 
M:
Los cables de los postes son como venas
donde se posan los pájaros
para sentir el correr de la sangre
que fluye a través del viento
 
R:
¿?
 
M:
Es un pensamiento
que me surge
de ver esos pájaros
en los cables
de los postes
 
R:
Ah!
En donde yo estoy
sólo veo edificios
y más edificios.
Muuuy de vez en cuando
algún pájaro.
Me imagino tu cielo
despejado,
la sombra de uno
o más de esos pájaros
con una aureola
de luz
afirmando
la oscuridad de la forma,
acentuando los bordes.
Más allá del viento
veo una imagen
inmóvil
abstraída
de toda naturaleza.
 
M:
Y las venas
 
R:
Y las venas!
Un flash!
Esos cables que son venas
y  la sangre...
del cielo?
de los postes?
de la nada?
...
 
R:
Voy a dejar que la tarde sea
tarde
y la noche
se haga noche
Te mando un choque de codos M.
 
M:
De esos que no te tocan R.
 
 
La tarde cae,
y mientras el arremolinado viento
hace que las ramas se desplieguen
frenéticas
y lejanas,
las luces de artificio, se encienden
dejando visibles
aparentes siluetas de árboles tímidos
y dos pantallas de teléfono
que se prenden y se apagan
como luciérnagas
como brillantes ojos de búhos
que se posan
en las ramas.
 
 
 
Días después...\n
 
R:
Estoy arriba
en el techo
aprovechando los últimos días
del invierno.
Subí para observar el tren espacial
Sabés qué es?
 
M:
Hola!
No, ni idea.
 
R:
Jajajajaj ok.
 
M:
Estoy en un día particular,
Hoy no hablé mucho de nada
sólo me detuve a respirar.
 
R:
Menos mal!
 
 
M:
Lo que quiero decir es que
como en un acto de supervivencia
desesperado
aquieté mi cabeza,
o eso intento
y me dispuse a hacer respiraciones
con conciencia.
 
R:
Seguro te ayude.
 
M:
Si, no sé,
que se yo.
En principio
estuve concentrado
en algo mínimo
que es pensar como el aire entra
y después como sale.
Observar la respiración.
 
R:
Nunca te conté
pero a veces lo hago
cuando no puedo dormir.
Una vez tuve una visión,
duró, nada.
Era el buda joven
no sé su nombre
ni tampoco
el mudra que realizaba.
Una imagen bella
y fugaz.
 
M:
Oh!
Qué lindo!
Por qué nunca me contaste?
 
R:
No sé.
No sólo los tímidos
cuentan menos de sí
Jajajajaj.
 
M:
Jajajaj
tenés razón.
Qué bueno
sentirse acompañado
aunque ignorante
de info.
Seguís en la terraza?
Qué es eso del tren espacial?
 
R:
Si, sigo acá.
Parecen estrellas
pero son satélites
que van uno atrás del otro
como si fueran vagones,
creando ese efecto de tren.
Es algo maravilloso!
Casi todos los días
pueden verse.
Algunos días
pasan uno o dos
y otros, como hoy,
van a pasar alrededor de 50.
Falta un rato aún.
Vos que hacías?
 
M:
Sostengo la luna,
Muevo los brazos como nubes
Y recojo flores .
Danza lenta y silenciosa.
 
R:
Lo blando y lo duro
Como el agua y las piedras
La defensa de lo suave,
de lo que casi no se mueve.
Como el tronco
de los árboles
que permanece
erguido
más allá de todo.
Y sus ramas son la defensa.
 
M:
Tal cual!
Como un árbol que lucha y resiste,
que muere de pie.
 
R:
Uff... Hermoso!
Te dejo que ya casi es la hora
del tren espacial.
Abrazo fuerte!
 
M:
Abrazo eterno!
 
...
 
 
 
M:
Tuve un sueño,
caía poco a poco
y todo se oscurecía...
 
 
Y así, la distancia se hizo presente,
y esta, fue una distancia definitiva
en un mundo devastado
por guerras
pandemias
desastres naturales
y ecocidios.
Tal vez lo único que quedó de nosotres
sea la memoria de los teléfonos,
la inteligencia artificial,
los algoritmos,
que al haber alcanzado
cierta humanidad melancólica
reproduzcan
una y otra vez
las charlas guardadas en dispositivos.
O quizás esas charlas sean un invento
basado en un historial de navegación
que no llegó a eliminarse por completo
antes de que todo se destruyera
al fin.
Preferido o celebrado por...
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