Christian Sanz Gomez

Contra España

En este invierno sin norte avanzamos varias parasangas hacia el báratro.

España, demasiados retrocesos, llena de cabreros hirsutos,
con indolencia arábiga andaluza, con inane saltataulells catalán,
feísmo rural gallego, covacha quebrada cántabra,
con tienducha provinciana madrileña y costeras playas horteras,
España ufana como un gusano
que el arado parte en dos.
España televisual, futbolera, barista, de mal gobierno
y zarrapastrosa, pulposa, tuercebotas, chapuzas, pugnaz inculta,
zampabollos, incauta, con mayonesa en la comisura, y baba,
haragana, tumefacta, necrosada, tuitera, lo dicen las sefirot
cabalísticas: eres un ejemplo de burricie y detritus de alma.
España esquirla sin luz, de fanática negrura de confesionario,
ciclópeo atrio de la mendacidad, mucosa sentina idiota:
je acuse lEspagne, y de mi judería soy, solo mi biblioteca es mi patria.
España sarmentosa ágata de la mecanografía, frutera y verdulera,
país de la caterva y la inepcia. Apostato. Hereje afrancesado
o conde don Julián, o anglófilo imposible, aquí os dejo, y feliz parto al exilio.
Bajo una égida más amable se cobijará mi nombre y ley.
Bajo un cielo de estrellas más brillantes seguirá mi sombra los caminos.
Nunca bajo los vientos congelados y torvos de esta noche ciega.

Toda gran nación tiene una tradición de nacionales críticos con esa misma nación. Para mí el más español, el que más ama a España, es el que (queriéndola) también la detesta. Odi et amo, sin entender bien bien por qué. Copio y pego una crítica que hice al libro de mi maestro Villena «Añoranza y necesidad de la tercera España». Ahí se aclara algo mi punto de vista.

«Me leí esta noche, «Añoranza y necesidad de la tercera España», de Villena, en Athenaica, doce euros muy bien gastados.

Tomito de propósito civil y educativo, divulgativo en la línea de los ideales ilustrados o regeneracionistas. Cela, en su entrevista en The Paris Review, declaraba que le gustaba la España de las moscas, los toreros de pueblo, los curas, la Guardia Civil con su tricornio, el garrote...La España, a fin de cuentas, negra y tópica y arrebatada, la de la cigarreras andaluzas con su faca en la falda y el boticario y el alcalde yendo de putas.

La primera España es tridentina, conservadora, dogmática, católica, monárquica, imperial. La segunda España es una contra-aserción o contra-declaración a esa España, heterodoxa, laica, incorformista, probablemente -seguro- la enterrada en el corralillo o cementerio civil, verdadero muladar de la época. Una España podría simbolizarse en la adusta e híspida mirada de Niño de Guevara, la otra en el empecinado -ciego y vesánico- Juan Negrín.

¿España? Demasiados retrocesos...; «clara, pobre y cejijunta» (Unamuno), la «espaciosa y triste España» sufriendo llamas, dolores, guerras , muertes, asolamientos, fieros males. «Ciego el ibero / de un furor inhumano / fulmina impío el reluciente acero / contra su propio hermano» (Meléndez) Y sorprendió Machado en nuestra patria «un trozo de planeta / por donde cruza errante la sombra de Caín» Y no solo Valente, Bousoño, Hierro, Gil de Biedma, Blas de Otero, Lorca («Oh España, luna muerta sobre la piedra dura»), etc...han expresado líricamente el dolor y drama de España, también los intelectuales han inquirido sobre nuestra naturaleza. Villena da un repaso periodístico somero a vuelapluma (pero ponderado y sagaz) a las ideas de Menéndez Pelayo, Joaquín Costa, Ganivet, Ramiro de Maeztu, la polémica entre Unamuno y Ortega, Laín Entralgo etc...hasta deternerse en la agria disputa entre Américo Castro y Sánchez-Albornoz (inclinándose matizadamente más por el segundo debido a su mayor empirismo histórico)

En la segunda parte del libro dibuja su idea de la tercera España, es decir, de los desafectos de la primera y segunda que suele acabar en una degollina (real o simbólica). Desea una tolerancia respetuosa y culta, una unidad nacional en la pluralidad cultural, una España con una plenitud nueva fundamentada en nuestra vieja historia. Abomina lo feroz y necio (de aquí o acullá), los dislates gubernamentales de la diestra o la siniestra, quiere una educación global y de calidad y no cuarteada en cada reino de Taifas autonómico.

Coincido con el autor a la busca de esa tercera España. Si Villena es un descontento del lado oficial de la izquierda, yo lo soy del lado de la derecha política ortodoxo, a menudo ultramontano, asilvestrado o chupacirios, poco cosmopolita y libresco.

¿Alguna vez viveremos sencilla y doctamente, sin decir nada malo, sintiendo el barullo elegante de la vida?¿dejaremos de oír a politicastros graznando con ideas de chusco torrezno, meros gaznápiros encumbrados por la ambición desmedida, cesará ese ricino, tocino, morcilla y pepino de élites deslustradas, de socialcomunistas de culo dorado con medidas improvisadas a golpe -y sabor- de pimienta y cayena?¿Será España una nación rica, despejada, clara, libre y feliz, de no «inmemorial mal gobierno? Demasiados retrocesos, nuestra historia se cifra en pocos avances y demasiados retrocesos. Y en división cainita. Pero no es una mística del cielo ni indefectible «vox dei» que esto deba ser siempre así».

Ahora tenemos un gobierno mendaz y de categoría liliputiense. De dominguillos mentirosos y aficionados al trilerismo. De catetos palurdos aliados con la anti-España (incluso, para deshonor de la moral, con pro-terroristas y con golpistas) La educación hace aguas, la gente convirtiéndose en gentuza, la mala educación y la falta de humanismo, la no-cultura (que les hacen creer que es cultura), todo eso como moda cultural o rasgo de época. Votaré al PP o a VOX, pero sí, con un punto de culpa. El regeneracionismo urge a España. Una derecha no solo gestora o económica, sino abierta, cosmopolita, culta, que enfatice la libertad individual. Mi padre decía con frase feliz que, así como el queso es el complemento de una buena comida y el suplemento de una mala, así la derecha culta es el complemento de una buena derecha y el suplemento de una mala. Pues eso.

A veces creo que los españoles no sienten Pasión por la Libertad o no la comprenden apenas. Desean ir en manada y ser subvencionados. Este gobierno, si no cae pronto, creará un conjunto de borregos esclavos e ignorantes. También, en mi poema, vitupero metafóricamente a esa forma de España que ahora desgraciadamente ocupa el poder.

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