La informalidad e inmediatez de las redes sociales merman la calidad y elegancia expresiva. Sirvan estas palabras del novelista Burguess como metáfora "El pueblo había quedado reducido a menos de medio acre. Era como una diminuta reserva para indígenas. Desde las mugrientas ventanas los cretinos miraban babeantes los parterres de hierbajos. Los gallos cacareaban todo el día; las niñas, vestidas con batas de otra época, mascaban manzanas a medio comer, amarillentas de óxido; todos los chicos parecían tener fisura palatina. Pero aun así aquello me parecía más sano que el suburbio que lo rodeaba. ¿Quién podría cantar el esplendor de esas casas apareadas con medio jardín, las paredes ciegas empedradas con guijarros, verjas diminutas que se podían franquear de una zancada, las cursis figuritas en los jardines de miniatura? El viento penetraba a cuchillo por los intersticios entre las casas, el viento de la vieja colina sepultada en asfalto, que flagelaba como el extremo de una toalla mojada, y que revolvía un caldo gris por encima de los rojos tejados, un caldo en el que remolineaba el alfabeto de pasta de sopa de las antenas de televisión: X, Y, H, T.»