Cesar Emiliano Rubio Sáez

Pasajero

De un amor que no fue

Fuiste el río fluyendo en mí
Que cuando se fue se llevó lo poco que tenía
Se llevó los vestigios de un amor que había sido,
Que quería renacer.
Hacer poesía no cambiará nada,
Pero puede que llene el vacío que dejaste.
La poesía que rima está viva,
Por eso estos versos no viven,
Porque vienen de un alma muerta.
Fuiste el ave que migró de MI turbia laguna,
Sin dejar explicación, solo un nido a medio hacer
Que el viento acaba de llevarse, susurrando
“Adiós, lo siento”.
Fuiste el cigarrillo que se apagó,
Fuiste la brasa que alimentó unos minutos de mi vida,
La brasa que me hacía pensar en un mañana
Sin llantos, ni melancolía.
Fuiste el río, el viento, el ave, el cigarrillo,
Y yo para ti fui un pasajero,
Pasajero de esos labios
Pasajero de esas manos
Pasajero de esas noches
Pasajero de esas brisas
Pasajero de esas risas
Pasajero de la estrella que acalló tu melancolía.
Ve pues a fluir a otro prado
A volar a otro cielo
A alimentar otro espíritu
Solo te pido que nunca te olvides de mi prado,
De mi cielo
De mi espíritu

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