Sin previo aviso,
vendaval del noroeste,
una ola de 100 metros
nos arrolla como una bola de western,
Corremos...
Mientras miramos a nuestro lado
desaparece la hueste.
La ola se aproxima,
deprisa
huyamos
no hay escapatoria
grito, ¡No! al portal no, mi hermano...
Cojo su mano y bajo apnea, consigo sacarlo.
Me despierto sudada,
en pleno invierno gélido
pensando en si será tan trágico
el día que vaticinamos.