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Carmen Cordero

Alma

     ¡Oh, alma atada siempre del cuerpo al duro barro!
¡Oh, alma blanca y pura!... ¡Oh, lámpara votiva!
Por mas que la materia que te oprime desgarro,
inútil es, en ella permaneces cautiva.
 
     Y, no poder el vuelo tender, mientras se viva
ungido a la carroña como a un duro carro!
Tú has florecido en ella, cual una sensitiva
florece resignada y herida del guijarro.
 
     Sólo una bella cosa, y ella es el dulce sueño,
consigue el elevarte de la terrena esfera.
Pero, unos instantes, no más, se hace tu dueño.
 
     ¡Oh, alma así opresa, que el sueño es la escalera
por donde te levantas de tu mundo pequeño
para volverte luego al cuerpo prisionera.
Piaciuto o affrontato da...
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