(1930)
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La tarde se hizo más honda. Se hizo el silencio más largo. Se hizo mi sentir más noble y fuiste en mi pensamiento como la primera estrella.
Yo canto a la alegría que es la pizca del sal que resalta el sabor en el pan de la vida, el pequeño secreto
A veces tengo que pensar muy hondo para saber que soy yo la que piens… y no es tuyo mi propio pensamiento… A veces tengo que mirar muy fijo para saber que soy yo la que mira
La tarde se deshoja en golondrinas… Sonámbulo, el paisaje recuesta los pinceles de sus árbol… sobre los horizontes de anilina. El mar parece un cielo desnacido
Puñal de luz, el farol hiere el cristal opaco y seco de la calleja La luna –niña hechizada– sueña con cuentos del Mogol.
Se me perdió el corazón, Ayúdamelo a buscar. Caminito de la sierra lo he buscado noche y día y orillita de la mar
Ahora que está el silencio mirándose al espejo de tus labios, qué dulce y honda se hace tu palabra sin cuerpo.
Duérmete madrecita del alma mía, y que el Dios de los cielos te me bendiga. Duérmete con el sueño de los rosal… que amanecen con rosas y no lo sab…