Al despertar
una imagen terrosa del árbol que he sido
traía una bruma de aguas florecidas
y sobre el cuerpo del amor la frescura olorosa del cedro
y en el toque duro de la piedra apretada de raíces
las húmedas armaduras del alma vegetal
que anida en las aguas más antiguas de la tierra profunda
Y en los labios entreabiertos del sueño
el rumor de un bogavante
tallador de manos prodigiosas
y muslos de oro
y pies pequeños
de leves sandalias
que se acerca
entre el filo de las hojas
caminando sobre las aguas
También viene solo