Yo era un cíclope de cristal
tú lo sabías
mi corazón flameaba poco
pero su llama era auténtica
tú lo sabías
mis muslos de antorchas
encandilaban tus noches
lo sabías
aun así clavaste tu desprecio en mi único ojo
dejándome ciego y solo en el medio de la nieve
dos mil años después
los arqueólogos encontraron mi cuerpo
y descubrieron lo que tú ya sabías.