Por: Carlos Godfrey Mora Estrada.
Estoy en blanco, tengo muchas cosas en la mente. Es tan vago el momento, que mis pensamientos no se quieren idealizar.
Creo que mi boca quiere hablar, esta vez no quiere callar, ella le susurra de una forma extraña y seductora a mi mente.
Mi mente la escucha.....Es verdad ella quiere hablar.
Dice que hay veces calla, pero no es que quiera callar.
Que tal vez las personas la puedan criticar por lo que diga, no todos saben que lo que quiere decir es importante para ella.
Ella es boca, es palabra, arde en letras y pasiones, no le importa que oídos la escuchen que oídos le pongan cuidado.
Ella es así, toda una vulgar.
Su voz es cálida como la mañana y fría como la noche. Tiene el poder de lastimar sin juicio alguno, pero ella sabe que sus palabras deben ser dulces y exquisitas por si algún día tiene que tragárselas.
Hay veces habla sin permiso, habla sin pensar, no le gusta esperar, tiene sed de contarlas villanadas que su mente calla.
Sus dientes aprietan y rechinan en ásperos y ruidosos sonidos. No quieren que la boca loca hable.
Ellos saben que esa boca, dulce, vulgar, oscura y despiadada puede sacudir cientos de panales de abejas con tan solo una palabra.
La boca se desespera, y con el aliento que tienen las mariposas al salir de su capullo, da un grito que la lleva al éxtasis.
***2015***
Bra.
9aQue boca tan inquieta la que haz de conocer, pues es tan inquieta que estremece mi ser, ya quisiera yo un susurro o dos para así poder tener su aliento en mi poder. Ha logrado usted las mas sincera descripción de un desnudo de labios, mas lo felicito yo a usted por ser tan valiente y desnudar su palabra. saludos!
Carlos Godfrey
9aGracias parce, su comentario sonó como un poema al hablar jajaja. Si, ella es boca y es toda una vulgar, nadie lograra callarla nunca mas.
Ada Zoe
6aTodo el poema me encantó. Pero al leer este párrafo volví atrás porque me hizo meditar... * pero ella sabe que sus palabras deben ser dulces y exquisitas por si algún día tiene que tragárselas.* Te felicito y te envío un abrazo de invierno