#Cubanos #Matanceros #Mujeres #SigloXX #SigloXXI #1991 #SeMeHaPerdidoUnHombre #Soneto
Errática, sin vino, profesional del fósforo, cuando tú haciendo un remolino de ilusiones,
La nada pertenece a mi ternura. Digo la luz y vienen mariposas. Si yo supiera hacer alas hermosas Se las pondría siempre a la locura… Pero ¿qué vive aquí que no se cura…
Hay cosas que hablar. (Son rosas y es mar). Hay mucho.
Llueve contra la tarde y tu retrat… La mariposa enferma su alegría. Sobre el tintero se quedó vacía la pluma con que escribo. Duerme e… Miro para la sal, para el zapato,
I Hugo Ania Mercier: yo te quería. A tu cuerpo de hombre agonizante que irradiaba dolor como un diaman… a tu paso que insiste todavía,
Muchacho loco: cuando me miras solemnemente, de arriba a abajo, siento que arrancas tiras y tiras de mi refajo. Muchacho cuerdo: cuando me tocas
Con el ojo del canario, con el brote del pistilo, con la cruz y con la espada, con la hostia, con el vino, con la luz y la inocencia,
No lo puedo decir. La voz precisa quedó bajo el silencio sepultada; cuando retoza el crimen ya no es n… el diente que pelea en la sonrisa. No lo puedo decir. Y acaso es lar…
Carilda Traigo el cabello rubio; de noche… Beso la sed del agua, pinto el tem… Guardo una cinta inútil y un abani… Encuentro ángeles sucios saliendo…
Otra vez la batalla lenta y verde: tu perfil de muchacho resonante asomándome el fuego, y un instante de temblor en mi labio que te muer… Otra vez los dos ciegos y el hundi…
Todos bailan mambo y yo machaco mi azafrán con furia. Mírenme la cabeza distinta; ardo
Matanzas: bendigo aquí tus malecones mojados, los árboles desterrados del Paseo de Martí y el eco en el Yumurí.
Mi muchachito duerme tranquilo, sin canción. Se me perdió en el alba cuando salía el sol y desde entonces no oigo
Es necesario a veces quedarse en u… mirando con desdén a la gente que… Es necesario a veces salir de nues… y averiguar por dónde el cielo se… Y resulta prudente beber la medici…
Como en un lecho me tendí en el ma… Hechizada por musgos y por linos tuve acoso de brazos peregrinos que me echaban las ondas al pasar. Contra mi carne se batió el azar.