UNA COPA DE VINO
Una copa de vino en la taberna
me indujo presuroso a la segunda,
hasta hacer a mi sílaba facunda
portadora del don de la linterna.
Me volví sabio en todos los asuntos,
que más allá de los misterios ve;
comprendí sin esfuerzos que Noé,
la vid, con Baco cultivaron juntos .
Desde entonces visito con frecuencia,
en el mismo lugar al tabernero,
que me marca dipsómano destino,
para hallarle secretos a la ciencia;
que el Patriarca y Dionisos vinatero
me concedieron a través del vino.