LA GOLOMDRINA
De alas negras y pecho blanquecino
posa para anunciarnos la sequía,
en alambres de la telefonía,
vestida con el frac del pingüino.
En enjambres, nos cuentan, que se vino
de la cruz donde el Cristo padecía,
ante el llanto y angustia de María
para elevar lo humano a lo divino.
Una sola jamás hace verano,
como nunca una sola de mis penas
podrá mostrarle al mundo mi dolor:
trisar en soledad se vuelve vano,
como ola solitaria en las arenas
que a la mar no le resta su esplendor.