Ni la intimidad de tu frente clara… ni la privanza de tu cuerpo, aún m… ni la sucesión de tu vida situándo… serán favor tan misterioso como mirar tu sueño implicado

Las traslúcidas manos del judío labran en la penumbra los cristale… y la tarde que muere es miedo y fr… (Las tardes a las tardes son igual… Las manos y el espacio de jacinto

—Ésta—dijo Dunraven, con un vasto ademán que no rehusaba las nubladas estrellas y que abarcaba el negro páramo, el mar y un edificio majestuoso y decrépito que parecía una caballeriza v...

Despachadas las cartas y el telegr… camina por las calles indefinidas y advierte leves diferencias que n… y piensa en Aberdeen o en Leyden, más vívidas para él que este laber…

El azar, (tal es el nombre que nuestra inevitable ignorancia da al tejido infinito e incalculable de causas y efectos) ha sido muy generoso conmigo. El azar dice que soy un gran escrito...

Soy el único hombre en la tierra y… Acaso un dios me engaña. Acaso un dios me ha condenado al t… Sueño la luna y sueño mis ojos que… He soñado la tarde y la mañana del…

En su hierro perdura el hombre fue… hoy polvo de planeta, que en las g… de ásperos mares y arrasadas tierr… lo esgrimió, vano al fin, contra l… Vana también la muerte. Aquí está…

¿Dónde está la memoria de los días que fueron tuyos en la tierra, y t… dicha y dolor y fueron para ti el… El río numerable de los años los ha perdido; eres una palabra e…

El general Quiroga va a su entier… Lo invita el mercenario Santos Pé… Y sobre Santos Pérez está Rosas, la recóndita araña de Palermo. Rosas, a fuer de buen cobarde, sab…

Una pieza de hotel, igual a todas. La hora sin metáfora, la siesta que nos disgrega y pierde. La fres… del agua elemental en la garganta. La niebla tenuemente luminosa

El segundo crepúsculo. La noche que se ahonda en el sueño… La purificación y el olvido. El primer crepúsculo. La mañana que ha sido el alba.

Yo que sentí el horror de los espe… no sólo ante el cristal impenetrab… donde acaba y empieza, inhabitable… un imposible espacio de reflejos sino ante el agua especular que im…

Qué dicha para todos los hombres, Islandia de los mares, que existas… Islandia de la nieve silenciosa y… Islandia de la noche que se aboved… sobre la vigilia y el sueño.

Herbert Quain ha muerto en Roscommon; he comprobado sin asombro que el Suplemento Literario del Times apenas le depara media columna de piedad necrológica, en la que no hay epíteto laud...