Recogido por Esteban Peicovich en su libro "Borges, el palabrista"
#Argentinos #PremioCervantes #SigloXX
En 1897 la disparó contra el presidente del Uruguay un muchacho de Montevideo, Arredondo, que había pasado largo tiempo sin ver a nadie, para que lo supieran sin cómplice. Treinta años ...
Este novísimo alegato a favor de Corneille es menos ambiguo que su título. Cabe resumir así su argumento: “El arte de goce o de conocimiento puro” que inauguró Racine ha culminado y se ...
Nadie podrá olvidar su cortesía; era la no buscada, la primera forma de su bondad, la verdadera cifra de un alma clara como el día… No he de olvidar tampoco la bizarr…
De fierro de encorvados tirantes de enorme f… para que no la revienten y la desf… las muchas cosas que mis aborrotad… las duras cosas que insoportableme…
Pude haber sido un mártir. Fui un… Purifiqué las almas con el fuego. Para salvar la mía, busqué el rueg… el cilicio, las lágrimas y el yugo… En los autos de fe vi lo que había
¿Dónde estarán? pregunta la elegía de quienes ya no son, como si hubi… una región en que el Ayer, pudiera ser el Hoy, el Aún, y el Todavía. ¿Dónde estará? (repito) el malevaj…
El capricho o imaginación o utopía de la Biblioteca Total incluye ciertos rasgos, que no es difícil confundir con virtudes. Maravilla, en primer lugar, el mucho tiempo que tardaron los ...
Mi callejero no hacer nada vive y… La noche es una fiesta larga y sol… En mi secreto corazón yo me justif… He cantado lo eterno: clara luna v… He conmemorado con versos las ciud…
Zanjones, sierras ásperas, médanos, sitiados por jadeantes singladuras y por las leguas de temporal y de…
Al cabo de los años me rodea una terca neblina luminosa que reduce las cosas a una cosa sin forma ni color. Casi a una ide… La vasta noche elemental y el día
En Pringles, el doctor Isidro Lozano me refirió la historia. Lo hizo con tal economía que comprendí que ya lo había hecho antes, como era de prever, muchas veces; agregar o variar un po...
Somos el tiempo. Somos la famosa parábola de Heráclito el Oscuro. Somos el agua, no el diamante duro… la que se pierde, no la que reposa… Somos el río y somos aquel griego
El sueño que Pedro Henríquez Ureña tuvo en el alba de uno de los días de 1946 curiosamente no constaba de imágenes sino de pausadas palabras. La voz que las decía no era la suya pero se...
Hasta la hora del ocaso amarillo cuántas veces habré mirado al poderoso tigre de Bengala ir y venir por el predestinado cam… detrás de los barrotes de hierro,
Allá por el Maldonado, que hoy corre escondido y ciego, allá por el barrio gris que cantó el pobre Carriego, tras una puerta entornada